El Clima de Durban




El espíritu de los 200 países participantes prendió una luz en el túnel

La 17ta. Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático concluyó en Durban (diciembre) con un acuerdo "con fuerza legal" que para los gobiernos es lo mejor que se pudo lograr dentro de las circunstancias, y para los especialistas un éxito discutible en la búsqueda de un tratado multilateral legalmente vinculante que remplace el Protocolo de Kioto. 

Los especialistas advierten que aun cumpliendo lo acordado -si es que se alcanza un tratado para el 2020-, la temperatura de la Tierra aumentará 4 grados centígrados a fines del siglo XXI; lo cual haría desaparecer a la mayoría de los Estados insulares y convertiría las tierras arables de Mali, Burkina Faso y Togo en desiertos. 

Los optimistas consideran que se zanjaron discrepancias clave y se adoptaron compromisos en financiamiento, tecnología y protección forestal. Se acredita a los diplomáticos de la Unión Europea el haber hecho converger las diferencias insalvables entre Estados Unidos, China e India, principales emisores de gases tóxicos de efecto invernadero; amén de la razonable posición de los países petroleros del Golfo Pérsico-Arábigo, que resienten el sesgo anticombustibles fósiles de las deliberaciones. 

El Financial Times señala que en la cumbre de Durban se avanzó lo que no se había conseguido en 10 años, y el convenio es mejor que el insulso Acuerdo de Copenhague. Las organizaciones ambientalistas están insatisfechas. Los gobiernos no miran más allá de la próxima elección, máxime cuando el mundo no termina de superar la deba-cle financiera de 2008. 

La diplomacia profesional triunfó en Durban. El espíritu de los 200 países participantes prendió una luz en el túnel. El multilateralismo tuvo un respiro; pero queda mucho por hacer. 

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